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El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es un trastorno que en la actualidad está en boca de todo el mundo. Todos hablamos en relación con este trastorno que parece que se ha puesto de moda en los últimos años, pero que tiene una larga historia, aunque pocos saben realmente lo que es de una manera científica. Como bien dice el neurólogo Alberto Fernández Jaén, todo lo que no sea ciencia es un prejuicio; no es más que una opinión, por tanto, esta cargado con un tinte subjetivo. Dado que el TDAH no tiene un marcador biológico o una prueba que determine si el niño lo padece o no, genera una gran cantidad de prejuicios y mitos en relación con él. A diferencia de lo que ocurre, por ejemplo, en el síndrome de Down o con una persona con discapacidad motora, el TDAH no es observable, lo que implica un mayor grado de incomprensión y especulación.
Como en la gran mayoría de temas de actualidad y relevancia, existen muchos mitos en relación con el TDAH. Desde los que tienen que ver con que esta patología es una consecuencia de la falta de normas y educación por parte de los padres hacia sus hijos hasta las ideas más radicales en torno a los efectos que llegan a provocar los medicamentos que toman los niños con TDAH, pasando por la leyenda de que el TDAH no existe.
¡Que es TDAH?
TRASTORNO POR DÉFICIT DE ATENCIÓN E HIPERACTIVIDAD
El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es un trastorno crónico del desarrollo neuropsiquiátrico que afecta el desarrollo y funcionamiento de las funciones ejecutivas. Se diagnostica frecuentemente en la infancia y suele persistir en la edad adulta.
¿Cuáles son los síntomas del TDAH?
En algunos momentos, a todos los niños les cuesta trabajo poner atención, escuchar y seguir instrucciones, sentarse quietos o esperar su turno. Pero en los niños con TDAH, las dificultades son mayores y ocurren más a menudo.
Los niños con TDAH pueden presentar signos en algunas de estas áreas o en todas ellas:
Falta de atención. Los niños con falta de atención (que se distraen con facilidad) tienen problemas para centrar su atención, concentrarse y mantenerse enfocados en una tarea. Tal vez no escuchen bien las instrucciones, se pierdan detalles importantes y no acaben lo que empiezan. Es posible que sueñen despiertos o que pierdan el tiempo. Pueden parecer distraídos u olvidadizos y no recordar dónde dejan sus cosas.
Hiperactividad. Los niños hiperactivos son inquietos, movidos y se aburren con facilidad. Pueden tener dificultades para sentarse quietos o permanecer callados cuando es necesario. Es posible que hagan las cosas a toda prisa y que cometan errores por descuido. Pueden trepar, saltar o armar mucho alboroto cuando no deberían hacerlo. Sin querer, se pueden comportar de formas que molestan a los demás.
Impulsividad. Los niños impulsivos actúan demasiado deprisa y antes de pensar. Con frecuencia interrumpen, empujan o chocan con otras personas y tienen dificultades para esperar. Es posible que hagan cosas sin pedir permiso, usen cosas que no les pertenecen o actúen de forma arriesgada. Pueden tener reacciones emocionales que parecen demasiado intensas para la situación.
A veces, los padres y los profesores perciben síntomas de TDAH cuando el niño es muy pequeño. Pero es normal que los niños pequeños sean fáciles de distraer, inquietos, impacientes o impulsivos; estas características no siempre indican que un niño tiene un TDAH.
La atención, la actividad y el autocontrol se van desarrollando poco a poco a medida que los niños se van haciendo mayores. Los niños aprenden estas habilidades con la ayuda de sus padres y profesores. Pero algunos niños no mejoran mucho en aspectos como prestar atención, calmarse, escuchar o esperar. Cuando estas características continúan y empiezan a causar problemas en la escuela, en casa o con los amigos, es posible que se trate de un TDAH.
¿Cuáles son las causas del TDAH?
No está claro qué es lo que causa las diferencias propias del TDAH en el cerebro. Existen pruebas claras de que el TDAH casi siempre es hereditario. Muchos niños con TDAH tienen un padre o un pariente con TDAH. Los niños también son más proclives a tener un TDAH cuando nacen antes de tiempo, se exponen a toxinas ambientales o sus madres consumen drogas durante el embarazo.
El TDAH no se debe a que el niño pase demasiado tiempo delante de pantallas, a una mala educación en casa o a que coman demasiada azúcar.
¿Cómo se diagnostica el TDAH?
Si cree que su hijo tiene un TDAH, programe una cita con el médico de su hijo. Él le hará una revisión, que incluirá la evaluación de la vista y del oído, para estar seguro de que no haya otra afección que le pueda estar causando los síntomas.
Para diagnosticar un TDAH, los médicos empiezan haciendo preguntas sobre la salud, el comportamiento y la actividad del niño. Hablan con los padres y con sus pacientes sobre las cosas que han notado. Es posible que el médico le pida que complete cuestionarios o listas de verificación sobre el comportamiento de su hijo y que le pida que también facilite cuestionarios a sus profesores.
Después de reunir esta información, los médicos diagnosticarán un TDAH si:
Los problemas de un niño para prestar atención, su hiperactividad o su impulsividad superan lo habitual para su edad.
Los comportamientos han estado presentes desde que el niño era pequeño.
Y afectan al niño tanto en la escuela como en casa.
La revisión médica muestra que estas dificultades no se deben a otro problema de salud ni a un trastorno del aprendizaje.
Muchos niños con TDAH también tienen problemas de aprendizaje, conductas oposicionistas y desafiantes, problemas de ansiedad o del estado de ánimo. Los médicos suelen tratarlos junto con el TDAH.
Si es necesario, el médico puede remitir a su hijo a un psicólogo o psiquiatra.
¿Cómo se trata el TDAH?
El tratamiento del TDAH suele incluir lo siguiente:
Medicamentos. Se trata de fármacos que activan la capacidad del cerebro para poner atención, calmarse y usar más el autocontrol.
Terapia conductual. Los terapeutas pueden ayudar a los niños a desarrollar las habilidades sociales, emocionales y de planificación que tienen poco desarrolladas debido al TDAH.
Asesoramiento y formación de los padres. Los padres aprenden mejores maneras de responder a los problemas de comportamiento que forman parte del TDAH.
Apoyo en la escuela. Los maestros pueden ayudar a los niños con TDAH para que rindan y disfruten más de la escuela
El tratamiento adecuado ayuda a mejorar el TDAH. Los padres y los maestros pueden enseñar a los niños más pequeños a controlar mejor su atención, su comportamiento y sus emociones. A medida que crezcan, los niños deberían aprender a mejorar su atención y su autocontrol.
Cuando el TDAH no se trata, a los niños les resulta difícil salir adelante. Esto puede derivar en una baja autoestima, depresión, comportamiento oposicionista, fracaso escolar, conductas de riesgo y/o conflictos familiares.
¿Cómo pueden ayudar los padres?
Si a su hijo le diagnostican un TDAH:
Involúcrese. Aprenda todo lo posible sobre el TDAH. Siga el tratamiento que le recomiende el profesional de la salud que atiende a hijo. Acuda con él a todas las visitas médicas y de terapia que tenga programadas.
Dele los medicamentos con seguridad. Si su hijo está tomando medicamentos para el TDAH, déselos siempre en el horario y las dosis recomendadas. Conserve los medicamentos en un lugar seguro.
Trabaje con la escuela de su hijo. Pregunte a los profesores de su hijo si debería seguir un Programa de Educación Individualizada Reúnase frecuentemente con los profesores de su hijo para averiguar cómo le está yendo en la escuela. Trabajen juntos para ayudar a su hijo a rendir en la escuela
Eduque a su hijo con resolución y con cariño. Aprenda qué enfoques educativos son los mejores para los niños con TDAH; y cuáles pueden empeorar el TDAH. Hable de forma abierta y alentadora sobre el TDAH con su hijo. Céntrese en los puntos fuertes y en las cualidades positivas de su hijo.
Conéctese con otras personas para recibir apoyo y conocimientos. Únase a un grupo de apoyo para obtener novedades sobre tratamientos y otra información relacionada con el TDAH.
El TDAH puede mejorar cuando los niños reciben tratamiento, comen alimentos saludables, hacen ejercicio físico, duermen lo suficiente y tienen unos padres que los apoyan y que saben cómo responder al TDAH.
Test TDAH